martes, 10 de febrero de 2009

Harta...

Sigo convaleciente y harta... En casa se está para disfrutar, para gozar de la soledad y del tiempo libre... y no para soportarse de mala manera. Me pone de los nervios no poder hacer nada. No me concentro para estudiar, ni para leer; justo entro un rato en la red, miro el correo... y nada mas.
Miro tele, pero es preocupantemente aburrida, y me pone de mala leche. Dice mi santo que soy mala paciente. Seguro que tiene razón, soy impaciente e impetuosa y no soporto sentirme mal. Esta vez lo llevo francamente mal.

Y el viernes vino Maritxu, bueno la trajo su madre, porque ella con tres meses ya me dirás... Esta preciosa, como se ríe, a carcajada limpia, y como le gusta bailar... se mira al espejo y se pone tiesa ella... y si yo canto... ella tararea o balbucea y suelta babas...
Cualquier cosa que un bebé haga es una maravilla para los suyos, cuando nació Karmele era igual, con Nerea lo mismo, y con Noemi... después vinieron María, Uxue y Leire.


Pero yo de la que mas me acuerdo con Maritxu, es de su madre. Yo tenía 16 años y ella era un bebé precioso, lista, alegre, risueña... me encantaba jugar con ella, comprarle ropa... le llevaba de punta en blanco. Lo que menos me gustaba era ir a comprar ropa para mi con ella... cuando salía del probador, las dependientas ya conocían mi vida completa... obra... milagros... que si Salamanca... que si tal... era adorable y parlanchina, pero un poco indiscreta... jajaja...

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