domingo, 9 de octubre de 2011

URKO SIGUE SU VIAJE

Maritxu está preciosa, su madre está gordita y llena de vida, dos vidas Urko y ella. Maritxu sabe dónde está su hermano y creo que tiene una alegría expectante. Presiente que habrá muchos cambios, pero sabe que el esfuerzo traerá alegría.
Nosotros y nosotras seguimos esperando que Urko llegue, y está vez su llegada será retransmitida, no estaremos presentes como con la llegada de la primera, su hermana Maritxu.
De modo que sentiremos comodidad por una parte y añoranza por la otra.
Urko traerá vida, esfuerzos, ilusión, alegrías… todo para una gran familia.

miércoles, 19 de enero de 2011

Los houses del mundo

Ayer acompañé a mi madre al cardiólogo. Menudo doctor él suyo! En algunos momentos, sentí incluso que me reprendía. No iba conmigo, yo estoy sana, pero me hizo sentir fatal.
Para empezar, cuando mi madre le dijo que era bailona y que ha tenido que dejar el baile, me hubiese encantado haber tomado una imagen de su mirada, los móviles son complicados en ocasiones, y no quiero ni pensar que me hubiera hecho el señor en ese caso…
Pues poneros en esa mirada incrédula del señor doctor, simultaneada con su comentario
.- Por dios señora, pero usted ¿qué edad tiene para bailar?
Yo me enciendo con su actitud y su comentario, pero soy amable en mi respuesta.
.- Doctor mi madre es una mujer muy activa, ha realizado su carrera en la universidad de jubilada y participa de la junta de su universidad, del coro, del coro de los jubilados de nuestro barrio y hasta hace poco acudía a clases de baile, y ahora no puede hacerlo.
Mi amatxo inasequible al desaliento, continúa ignorando todo lo anterior.
.- Pues si doctor, se me enrojecen los tobillos y los pies, yo creo a consecuencia de la medicación, y se me inflaman muchísimo, de modo que no puedo bailar y camino mucho menos porque me siento mal al hacerlo.
A lo que el doctor responde negando con la cabeza:
.- Por lo que veo ninguno de estos medicamentos es susceptible de producirle esos efectos adversos, estoy mirando y…
Mi madre sigue con su planteamiento y mayor problema:
.- Antes de tomar la medicación no me sucedía esto, yo estaba perfectamente y desde que me pusieron esta medicación desde que estuve ingresada en el hospital, tengo estos efectos secundarios. ¡He tenido que dejar mis clases de baile!
.- Mire señora le repito que estos medicamentos no producen inflamación ni rojez.
.- Bueno doctor, yo no entiendo y por eso le pido que me lo explique, yo no soy la experta, solo le digo lo que me sucede, usted dirá.
.- Usted tiene un corazón sano, correspondiente a su edad, pero sano. Hágase a la idea de su edad, ya hay muchas cosas que no podrá hacer.
En este momento, yo le interrogo . ¿Doctor entonces a que se deben las arritmias y la situación que originó el ingreso hospitalario? El me responde que los resultados del cardiograma que acaba de hacerle son perfectos, (nos entrega el trozo de papel milimetrado que contiene tramo correspondiente a los mejores resultados)
Mi madre asevera que se encuentra mucho mejor que el mes pasado cuando la hospitalizaron, pero que no puede bailar ni caminar como antes, excusa que utiliza el doctor para recordarle su edad, el paso del tiempo y los efectos del envejecimiento.
El doctor me mira a mí, y me pregunta directamente por la prescripción, la ingesta, las cantidades, los tiempos de su reciente medicación cardiológica de la que no tengo ni idea. Levanto mis hombros y miro a mi madre sonriendo, como preguntándole ¿Amatxo y este de qué va? Este señor imagina que yo debo encargarme de medicar, supervisar, vigilar o controlar a mi madre. No la conoce, no tiene ni idea de quién es la señora Karmentxu; tampoco quiere hacerlo. Este doctor es de los que cree que las cosas deben ser exclusivamente como personalmente considera.
En ese momento mi madre le empieza a responder y a preguntar de manera que al señor le queda claro que es una señora autónoma, responsable de sí misma, autosuficiente y que se encarga de gestionar su vida, su salud y su patrimonio ella solita.
El doctor nos miraba con cara de experto, autosuficiente, sabio respondiendo de una manera exactamente igual: muy desagradable y borde. Yo me decidí a ignorarle y el iba en escalada respecto a su exquisitez científica. Se decidió a realizar una nueva prescripción farmacológica mientras me entregaba a mí toda la documentación y los resultados de las pruebas médicas que le habían realizado a mi madre. Ella se precipitó sobre los papeles y tomó toda su documentación y resultados con absoluta normalidad y diligencia. Siempre la recuerdo de ese modo: resuelta, rápida, seria y tomando sus propias decisiones y en ocasiones las nuestras…
Durante la consulta hubo momentos que el doctor me hizo sentir sumamente incómoda, pero me alegraba comprobar que al mirar a mi madre me daba por sonreír; como preguntando le porqué soportaba a este House. Su mirada me tranquilizaba, como cuando era niña. No estaba enfadada en absoluto.
Al salir de allí nos reíamos por el comportamiento de este señor doctor, y recuerdo que dijimos “El pobre iba para cirujano y se quedó en consultas…” Este doctor es el que trata a mi madre desde que surgió su problema coronario, “cosas de la edad”.
Ella piensa que mientras sea un buen profesional no va a pedir cambios. ¿Esto es ser un buen profesional? Yo sin embargo opino que ni es un buen científico, ni el trato humano es el adecuado. Incluso para sanar, porque el olvida que nuestra biología se ve afectada por lo que pensamos y sentimos; nuestras células están siendo modificadas por ello, afectando a nuestro sistema inmunológico. Y recordé un correo que me enviaron hace años Somos Mutantes de Hansrat Ali que acababa diciendo ¡¡¡Recuerde que al abrir su corazón y su mente evitará que algún cirujano lo haga por usted!!!
Espero que sea cierto, no me gustaría poner mi corazón en manos de alguien así. Pero no puedo dejar de agradecer al Doctor Juan Duarte Manzanal, cardiólogo que junto a su equipo del Hospital de La Princesa, cambió tu vida y la mía resolviendo perfectamente una complicada operación de corazón. Un tuneo perfecto.