viernes, 22 de agosto de 2008

Mala estrella

Desastre, viene del griego: "mala estrella". Un desastre, eso es lo que ha sucedido en la ciudad en la que vivo: Madrid.

Barajas se ha convertido en un enorme cementerio. Desastre, fuego, dolor, muerte, vida. Al conocer la noticia una se queda atolondrada, al saber de esas pequeñas historias cotidianas que han sacudido tantas vidas, una queda muda ante esa "mala estrella".

Familias completas, bebés, niños y niñas, esposos y esposas, padres y madres, hermanos y hermanas, amores, amores todos. Como humo que se escapa de las manos: volando.

Un profundo dolor se me instala en un lugar indeterminado del corazón, por cada ser perdido y por cada ser humano que queda sufriendo por ellos; por todo ese amor acabado tan de golpe, tan de repente, tan sin razón; y las lágrimas se asoman sin saber por qué, pero sabiendo muy bien por quién: por tanta vida perdida y derrochada, por todas las historias interrumpidas.

Y de pronto revives sin quererlo tus propias pérdidas, tus mas íntimos desastres. Regresa de nuevo a ti toda la "mala estrella". De cuando los tuyos se fueron, como humo que se escapa de las manos: volando.

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