jueves, 26 de febrero de 2015

VIVIR

Vi como morías y fue tan abismalmente doloroso, que lo necesito vivir acompañada de mi misma. Ahora me asombro movilizando inevitablemente todo mi cuerpo en convulsos suspiros.
Vi como me mirabas y en tus ojos vi la muerte. Cuando ahora te observo despertar veo lo mismo que vi aquella tarde… las cinco en punto de la tarde…
En mí ha quedado tu imagen, tus estertores, tu dolor. No logro desprenderme de ello.
Y sin embargo festejo saberte en ti, y que todo fue por nada, que sigues contigo y conmigo.
Ambos irrumpimos la frontera desde países diferentes: tú el de la inconsciencia, yo el de la sentida presencia… el de la locura.
Ayer te pensaba de cerca, observaba tu despiste, vigilaba tus progresos, temía tu no regreso…
Hoy cada minuto superviso tu vida, como respiras, como lates, como me miras, como ríes, como sufres la pérdida, y esa tristeza por perder a quien te trajo.

Pero vivo… mientras vivamos. Regreso de mis miedos y todo lo cuido, porque yo también estoy regresando. Yo también me había ido y ahora regresando, encontrándome, encontrándonos.

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